Mis cámaras: Minolta CLE
Tras deshacerme, con gran dolor de mi corazón, de la Leica M8, decidí que no podía pasar mucho tiempo antes de tener otra telemétrica donde enganchar mis objetivos.
Buscaba un cuerpo de carrete ligero (las Leica son bastante pesadas, al menos para mis actuales estándares), barato, que se llevara bien con mis focales (21-40-90), y que me animase a seguir teniendo material Leica… y mira tú por donde, resulta que había una cámara que reunía todos los requisitos, y que además era de una de mis marcas fetiche: Minolta.
Para saber algo más de esta cámara, primero hay que conocer a la Leica CL, que como bien cuenta Hugo Rodríguez, fue una apuesta de la marca alemana para hacer un cuerpo pequeño y portátil, y con una característica particular: además de los clásicos 50mm y 90mm, tenía marcas para la focal de 40mm que además siempre estaba visible (las otras aparecían al colocar el objetivo correspondiente).
Las lentes que acompañaban a la cámara fueron los Leitz Summicron-C 40mm f:2 y Elmar-C 90mm f:4, que a día de hoy están considerados (especialmente el primero) como dos objetivos con muy buena relación calidad precio.
Hago aquí un inciso rompiendo una lanza a favor de las focales de 40mm: como las Leica «pata negra» no tienen esa focal, suelen revenderse más baratos, lo cual las hace especialmente golosas para quién quiera adaptarlas en cuerpos digitales
Pese a ser una gran cámara, no recibió el trato merecido y su producción sólo duró tres años (del 73 al 76), pero afortunadamente Minolta llegó al rescate, gracias a un acuerdo de colaboración que existió entre ambas compañías a finales de la década de los 70.
Los japos no hicieron mal el trabajo: aprovechando que habían pasado unos añitos, mejoraron bastantes elementos (visor, telémetro, obturador…) y consiguieron una cámara redonda redonda, que seguía siendo muy ligera, pero que además ahora estaba mejor adaptada a los tiempos. Encontraréis todo esto mejor argumentado en el blog Visor Directo.
Además, sacaron bajo su marca un juego de ópticas completo que hacia uso de las tres líneas de encuadre de las que disponía esta cámara, con la denominación M-Rokkor: 28mm f2.8, 40mm f2 y 90mm f4. Nuevamente, los dos primeros son muy buenas bazas incluso a día de hoy.
Yo, por pura casualidad, tenía prácticamente ese juego de focales (en mi caso, 21mm f4 y 40mm f1.4 de Voigtlander, y el mencionado 90mm f4 de Minolta), así que ya comprenderéis por qué tenía que ser precisamente esa la cámara que me comprase. Cierto es que el 21mm queda fuera del alcance del del visor, pero no hay mayor problema si contamos con que la foto va a ser ligeramente más abierta de lo que podemos ver.
A los interesados por los precios, estuve a punto de comprar una Leica CL con el telémetro estropeado por 90€ en el foro Micro4Tercios, pero no llegué a tiempo y enseguida salió una Minolta CLE el Telemétricas por 250€ (incluyendo el envío, y algunos extras como una correa de tela bastante resultona): era un pico más, pero la cámara estaba como nueva, y en esas condiciones podemos llegar a verla por casi el doble de precio.
Desde luego, estoy contentísimo con la compra: como pesa poco, y tiene un modo de prioridad a la apertura con una medición de luz bastante buena, y enganchándole cualquiera de mis objetivos funciona como una compacta perfecta para el callejeo. Si además tiramos usando la hiperfocal (muy fácil con el 21mm), podemos disparar en casi cualquier situación confiando en que la exposición será perfecta. En esas condiciones salen, por ejemplo, fotos como ésta:
¿Mejorarían mis resultados con una cámara y unos objetivos Leica pata negra? En el primer caso no lo creo (ya he dado más de un argumento por el cual no cambiaba mi Minolta por ninguna Leica de carrete), y en el segundo… dice un refrán que «con buena picha bien se jode» (con perdón), pero no creo que el cambio fuera suficiente como para justificar la inversión.
Cierto es el Skopar 21mm f4 es poco luminoso (aunque utilizable sin reservas a máxima apertura), que el Nokton 40mm f1.4 es regularcillo abierto a tope (problema que se soluciona cerrando un poco), y el Minolta 90mm f4 tiene los dos problemas a la vez (pero lo uso bastante poco), así que creo que en relación calidad/precio he conseguido (sin ningún planning inicial) un equipo bastante bien balanceado.
Con este pensamiento cierro la parte telemétrica. Ahora estoy probando una Lomo LCA que tengo en préstamo, y sigo con mi Sony NEX-5n que va conmigo cada vez que salgo de casa, así que una vez más vuelvo a lo de siempre: demasiada cámara para tan poco fotógrafo