Infravida (2015 – 2016)
La fotografía urbana está cada vez más presente en nuestras vidas. Del carrete al digital, y ahora en todo tipo de dispositivos móviles, la vida en la ciudad está siendo permanentemente registrada. La privacidad es un concepto cada vez más difuso, y periódicamente se reabre el debate sobre los límites de esta disciplina.
En esta serie he utilizado el infrarrojo como una forma de desvestir a los protagonistas de raza, de ropaje, y de rasgos. El color de la piel y de la ropa se iguala, el maquillaje se desvanece, y las personas individuales pasan a convertirse en fantasmas que deambulan por la imagen. También supone un retorno a una fotografía directa y de fácil lectura, con un resultado a medio camino entre el color y el monocromo, y entre lo real y lo artificioso.
Este tipo de fotografía trae también al mundo digital sensaciones que nos recuerdan al revelado tradicional, o al mundo de la lomografía: El grano, las imperfecciones, las filtraciones de luz, y el descubrir en el revelado un mundo que no estaba allí en el momento de la toma.