Viaje a Portugal (II) – El mar
Todo Portugal tiene una relación muy estrecha con el Atlántico, que nunca está demasiado lejos para no tenerlo en la cabeza. Por toda la costa podemos encontrar paisajes distintos, que se disfrutan de manera distinta.
La Playa do Amado, cerca de Carrapateira, es territorio de los surfistas, y un buen sitio donde pasar un día de playa, en un término medio entre masificación, paisaje y deporte.
Mucho más al Norte, la Playa de Guincho está cerca del Cabo da Roca, el punto más occidental de Europa. Las vistas desde arriba son espectaculares, pero desde la playa tenemos otro punto de vista que merece la pena disfrutar. El día que estuvimos allí hacía un viento fortísimo y, viendo cómo estaban organizadas las tumbonas para los bañistas, me imagino que es la tónica habitual de la zona.
Ya en el Portugal urbano, la playa de Estoril está mucho más masificada, y está llena de construcciones hasta primera línea. Son curiosas las piscinas naturales que se forman con el agua del mar contenida por unos muros, aunque cuando hice estas fotos la marea había tapado por completo las piscinas dejando sólo las protecciones a la vista.
Un poco más al Este, Lisboa vive a caballo entre el Tajo y el Atlántico. El Puente 25 de Abril se puede ver desde cualquier mirador, coronado por el monumento a Cristo Rey, que le da un toque brasileiro a las vistas Esta vista es desde el Monumento a los Descubridores, cerca del Monasterio de los Jerónimos y la Torre de Belén.
La próxima y última entrega serán, para variar, mis fotos favoritas: las del Portugal urbano y monumental, alguna de las cuales os he adelantado en los enlaces. ¡Hasta entonces!