opinando de todo
Recuerdo que hace no demasiado salió en una conversación con unos amigos el tema del «hombre de Flores», y mientras algunos defendían que era una nueva especie, otros aseguraban que era un enano y punto. No voy a entrar en qué clase de amigos tengo, y por qué hablamos de esas cosas en vez de las realmente importantes o las realmente intrascendentes (tampoco intentaré cuadrar en qué lado cae este tema), pero el tema me viene al pelo porque ahora veo que los científicos tampoco lo tienen demasiado claro.
Supongo que esto es lo que ha conseguido la sociedad de la información: nos sentimos capacitados no sólo para opinar sobre cualquier tema, sino para irnos tajantemente hacia un extremo o hacia el otro y defender cosas de las que no tenemos ni puñetera idea. En temas que me tocan más de cerca, he vivido montones de conversaciones defendiendo a ultranza al Windows o al Linux, en boca de gente que no conocía sino una pequeña capa superficial de ambos sistemas. No me voy a hacer el experto, pero después de algunos añitos currando en el tema todavía me cuenta tener una opinión, así que los fundamentalistas me siguen haciendo bastante gracia.
De todas estas especies, los blogueros somos de lo peor: esa capa de anonimato y distancia que da la red nos da una valentía que nos convertiría en tontolabas en cualquier otro ámbito. Aquí estoy yo, por ejemplo, diciendo gilipolleces como si sentara cátedra.
Ay… ¡¡ me encanta la red !!
PD: Quizá es un mal momento para hacerme el listillo, pero esta semana me ha tocado mucho los gemelos del sur cómo han relegado todos los medios a noticia de segunda el chapapotazo recibido por la costa gaditana. Quizá no sea un tema tan prestigioso como en otros casos similares, pero estas cosas a la larga van a causar más muertes que cualquier etarra preso, y van a costar más dinero que cualquier urbanista corrupto o cualquier futbolista tránsfugo. Menos mal que siempre hay ecologistas que le gusta sacar a los papeles, para darnos un poquito de voz a los que sufrimos el cambio climático en silencio.