Fotografiando sin cámaras ni fotografía: un futuro cercano

Ser padre primerizo y reciente es quizá la experiencia definitiva de tu vida, pero posiblemente no sea lo mejor para tener un blog actualizado al día. Aún así, ya me tocaba volver a la carga ;)

La motivación de este artículo viene por la espectacularísima presentación de las gafas Project Glass en la feria Google I/O, con un Sergey Brin con aires de Tony Stark haciendo una videoconferencia en directo con paracaidistas y saltimbanquis varios, usando este ¿futurista? dispositivo. Si no has visto el vídeo que encabeza el texto, no sé a qué esperas.

Nada más aparecer el vídeo, comencé a leer comentarios en Twitter sobre la utilidad de todo esto:

  • ¿Para qué necesitamos una cámara continuamente conectada a la Red, si ya tenemos cámaras y móviles que hacen mucho mejor ese trabajo?
  • ¿Quién querría estar continuamente grabando toda su vida?

Hace más de tres años conté alguna de mis predicciones a corto y medio plazo, la mayoría de las cuales están ahora mismo en marcha con dispositivos más o menos tangibles (desde el proyecto WVIL hasta la explosión de los visores electrónicos, pasando por la convergencia de cámaras y móviles), aunque otras no se han llevado a cabo principalmente por temas de mercado (esa integración de Foveon y SuperCCD).

Vamos a actualizar esas predicciones, trantando de contaros cómo encajan las gafas de Google en todo esto, y por qué las considero la piedra de toque del inicio de una nueva fotografía (amén de un hito reseñable en algunas otras disciplinas).

Corto plazo: Adiós, mecánica

Si comparamos las cámaras más vendidas hoy en día con las que se vendían hace una, dos, cinco o diez décadas atrás, no hay que ser muy hábil para notar una pauta clarísima: la electrónica le ha comido muchísimo terreno a la mecánica.

Esto, por supuesto, no es ninguna sopresa: ha pasado lo mismo en casi cualquier mercado tecnológico (desde los vehículos de motor hasta en los propios ordenadores).

Conociendo esta rápida evolución, no tengo la más mínima duda de que los visores electrónicos superarán en absolutamente todo a los ópticos, y que la obturación electrónica lo hará con la mecánica (sólo hay que ver juguetitos como las Nikon 1 para saber hasta dónde hemos avanzado).

¿Por qué tengo esta convicción? Es simple: la mecánica ha avanzado muy tímidamente, mientras que la electrónica lo hace a pasos agigantados, y no hay nada que nos haga pensar que los problemas que tengan actualmente no puedan ser solucionados con un mínimo de innovación y visión de mercado.

Así que repito una vez más la herejía que llevo diciendo desde hace varios años: olvidaos de las cámaras de gama alta tradicionales (réflex, formato medio, telemétricas), tanto para aficionados como para profesionales. Se verán relegadas a mercados muy concretos, que se irán haciendo más y más pequeños con los años.

Los mismos que pasaron de formato medio a réflex pasarán poco a poco a compactas avanzadas (el primero que saque una CSC de gama alta y formato completo se llevará el gato al agua), y en poco tiempo trabajarán con elementos con interfaces de usuario simples y potentes, pero muy distintos a los actuales: pocas ruedas y diales, y una perfecta adaptación de la cámara a las necesidades puntuales del fotógrafo en cada instante.

Medio plazo: Adiós, captura fotográfica

Una vez superado lo obvio (hasta ahora sólo había que proyectar un poco la actualidad hacia delante), vamos a arriesgar: ¿y si le dijésemos adiós al «click» que nos ha acompañado tantos y tantos años?

No me refiero a amortiguarlo, o a buscar nuevas maneras de activarlo, hablo de dejar completamente de hacer fotos, y pasar a seleccionar momentos ya capturados. No es raro hoy en día encontrar fotografías que son realmente fotogramas de un vídeo (como la portada de Megan Fox en Esquire, tomada con una poderosa Red One), y contradiciendo con mucho respeto a mi querido «otro» blog yo sí creo que esta tecnología será habitual próximamente.

Pensémoslo por un momento: las mencionadas gafas pueden subir continuamente un streaming de vídeo a un servidor de acceso privado, como si de una cámara de vigilancia se tratara, y en cualquier momento podemos rescatar lo ya capturado para que sea nuestra «foto». En ese contexto, «hacer una fotografía» equivaldría a marcarla dentro de un interminable vídeo que siempre se está capturando.

Muchos diréis que la calidad de estas imágenes será pésima, pero ahí es donde entra el medio plazo: la tecnología para hacerlo existe hoy en día, y el concepto es útil y abre infinitas posibilidades, así que sólo necesitamos un poco de tiempo para que se obre la magia, se multiplique la calidad y se integre en nuestro día a día.

Por tomar un ejemplo actual, me permito recordaros que un fotograma de vídeo HD de un móvil de gama alta (vale, pongamos un iPhone 4S) supera en calidad a las capturas estáticas de cámaras prosumer de hace no demasiado.

Cuando lleguemos a ese punto, por cierto, serán divertidísimas las conversaciones pseudofilosóficas sobre si eso es realmente fotografía, y sobre la implicación en los flujos de trabajo, ya que la selección de las fotografías pasaría a tener una importancia enorme frente a lo que actualmente sería la captura.

Largo plazo: Adiós, dispositivos

Imagen: Wikimedia Commons

Ha pasado una década, y ya nos hemos olvidado de las cámaras, del «click», de los móviles, y de «hacer fotografías»… ¿qué será lo siguiente? Fácil: olvidarnos de los dispositivos. Al fin y al cabo, nosotros tenemos dos buenas ópticas, un micrófono estéreo, muchísima memoria, y una enorme capacidad de proceso: sólo tenemos que hacerlos funcionar como queremos.

Nuevamente, no invento nada que la ciencia ficción (y parte de la ciencia) da por hecho para el futuro, pero sí es interesante cruzar la actualidad con la cibernética de las novelas, y mezclarlo con el Project Glass para tener un pequeño vistazo de lo que nos espera.

Así que ahi va mi predicción a largo plazo: paulatinamente iremos desprendiéndonos de cualquier elemento físico para pasar a usar nuestro propio cuerpo. Cámaras, ordenadores y consolas se irán abandonando por móviles y tablets, y estos por dispositivos cada vez menos intrusivos, y el almacenamiento en local se relegará sólo a pequeñas cachés. El Google Glass es un ejemplo de una evolución hacia este concepto, aunque seguramente nunca se llegue a usar realmente.

¿Os acordáis de las horteradas del «wereable computing« que tanto salía en las revistas en los 90? Pues siento deciros que esa será la filosofía de trabajo del fotógrafo del futuro, cambiando el «llevar puesto» por «llevar integrado«. Lo bueno es que entonces le tendremos tanto cariño a nuestros equipos actuales como ahora se lo tenemos a nuestra colección de cámaras vintage :)

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